No obstante, sigo creyendo firmemente que siempre será "la persona" quien protagonice cualquier desarrollo, cambio o innovación. Es así que hoy, siguen vigentes aquellas virtudes humanas que han contribuido enormemente a la construcción de esta sociedad, que aunque imperfecta, es más libre, solidaria y fraterna.
Integridad, es el fin último de nuestra existencia. La palabra integridad significa "de una sola pieza". Ser íntegro es ser coherentes con lo que se piensa, se siente y se hace. Y esto nos lleva a las virtudes humanas clave:
* Sabiduría: capacidad de conocer y comprender nuestro alrededor.
* Prudencia: capacidad de administrar nuestros sentimientos y emociones.
* Diligencia: capacidad de actuar y de hacerlo con prontitud y esmero.
Una persona íntegra es alguien excepcional, capaz de adaptarse a este tiempo de urgencias y cambios.
La excelencia es a lo que todas las empresas aspiran. Pero la excelencia es el resultado de un proceso en el que todos somos partes. Para que haya excelencia debe haber calidad, para que haya calidad debe haber compromiso, para que haya compromiso necesitamos confianza. Y la confianza solo se consigue con integridad.
"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil" Goethe.
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