Liderar no es ordenar o mandar. Servir a los demás hace la diferencia en el líder.

Trabajamos juntos todos los días… ayudémonos!

Todos nos hemos topado alguna vez con personas de difícil trato en el lugar de trabajo. Son personas especiales en cuanto a su carácter y/o personalidad. Algunos intentan imponer su voluntad sacando a relucir su antigüedad dentro de la empresa, otros encuentran un “pero” para todo y uno debe adaptarse a su forma de trabajar y aceptar las “sugerencias” para llevar la fiesta en paz. Claro, todo depende de la posición que ocupemos dentro de la organización y de los intereses que afectan a cada uno.
Por sobre todas estas cuestiones, considero que es importante tratar al máximo de mantener buenas relaciones de trabajo, principalmente con nuestros interlocutores directos.
Las buenas relaciones, nos permiten alcanzar una fluidez en cuanto al sistema de trabajo y obtener así una mayor productividad. No solo eso, ayuda muchísimo también a mejorar nuestro nivel de bienestar en el puesto de trabajo donde nos desempeñamos.
Los problemas se presentan a cualquier hora y en cualquier lugar. De hecho, somos contratados por una determinada empresa para, además de realizar las funciones inherentes al puesto de trabajo, solucionar los problemas que se presentan en el mismo e ir mejorando la gestión organizacional. En mi opinión, la actitud que adoptamos para hacer frente a los problemas, marcan como son nuestras relaciones laborales. Si asumimos un problema como un desafío, como una oportunidad de mejorar lo que se viene haciendo, de mostrar nuestras capacidades y habilidades, de ayudar a los demás, entonces gran parte del problema ya estará solucionado. Por el contrario, si ante la aparición de un problema, nos ponemos de mal humor, buscamos deslindar responsabilidades, lo tomamos como una traba a nuestra planificación, e incluso a veces buscamos culpables, en ese caso se deterioran nuestras relaciones laborales.
Las personas con las que estamos trabajando hoy, probablemente serán las mismas que con las que trabajaremos mañana. En consecuencia, es de suma importancia que nuestras relaciones laborales sean saludables. La empatía es una capacidad que debemos aprender a desarrollar.

Si en nuestro lugar de trabajo adoptamos una actitud positiva, constructivista, de solidaridad y compañerismo, se lograría generar un ambiente ideal para entablar relaciones fructíferas y un ambiente de crecimiento personal y profesional.

@GraciaGary

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